Si Medellín fuera una persona, estaría muy tatuada y la comuna 9 sería un brazo lleno de diseños. Actualmente, no existe un número exacto de la cantidad de murales que adornan nuestras calles, debido a que es un arte en continuo movimiento, sin embargo, sabemos que gracias al aporte de instituciones como el Metro de Medellín o el programa de Presupuesto Participativo, cada vez son más los murales que podemos apreciar en nuestro territorio.
Las últimas obras que se hicieron están ubicadas en la Casa de la Cultura Ávila, la institución educativa Arzobispo Tulio Botero Salazar, la institución educativa José Manuel Cayzedo y la Biblioteca Ávila. Todos están agrupados bajo una misma temática: el cuidado de los niños.
“Para mí los murales, en especial el que está en la institución educativa, es una oportunidad importante para que las niñas, los niños y, por supuesto, también los jóvenes y los adultos recordemos ese deber importante que tenemos de cuidar a nuestros niños, de cuidar a nuestras niñas y defenderlos y protegerlos para que ninguna persona los toque. También es una oportunidad de empoderar a nuestros niños de ese conocimiento, para que ellos no se queden callados frente a los abusos que reciben de los adultos o de otros menores. Agradezco la oportunidad que nos brindó la comunidad y Presupuesto Participativo para que el mural estuviera en la institución educativa, ya que logra impactar más de 1.800 estudiantes y también una cantidad importante de padres de familia. Igualmente, impacta a los 56 educadores, a los 34 contratistas y también a los empleados y personas que llegan a la institución educativa por diferentes motivos. Quiero agradecer esta hermosa oportunidad y manifestar que el mural quedó espectacular, todas las personas que le han visto dicen que es realmente maravilloso y esperemos que además de cumplir los objetivos, sirva también para decorar nuestra institución educativa”, afirmó Benjamín Martínez Lemos, rector de la institución educativa Arzobispo Tulio Botero Salazar, frente al mural realizado por Guillermo Velásquez en el balcón del colegio, que en letras amarillas dice: “Los niños y las niñas no se tocan”.
De la misma manera, los otros tres murales no solo expresan mensajes frente a la necesidad de proteger a los niños, sino que están conectados entre sí, de forma que sea un solo concepto: los niños y los adolescentes se deben respetar, así nuestros “ídolos paisas” hagan apología a lo contrario en sus canciones con frases como “mamacita desde los 14”. La ciudad se construye desde los territorios.
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